miércoles, 12 de marzo de 2008

El friquismo de Himmler

Heinrich Himmler, el cruel jefe de las SS nazis, tenía una afición por lo esotérico que hoy califcaríamos como friquismo. Se contagió de una moda de su época por este tipo de doctrinas y trató de crear una hermandad mística de caballeros germanos en las SS, en las que incluso llegó a implantar en rito propio para las bodas de sus miembros, un calendario que celebraba los solsticios al estilo de las creencias paganas de la Antigüedad y una especie de bautizo para los hijos de sus subordinados que llamó imposición de manos.

A tal punto llegó su friquismo por lo esotérico y lo legendario que ordenó reformar el castillo de Wewelsburg con la intención de tener su Camelot particular, en cuyo interior fue guardando los objetos esotéricos extravagantes que iba consiguiendo.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Himmler pasó gran parte de su vida buscando la lanza de Longiness y el Santo Grial. Al parecer gastaba pastones en astrólogos y videntes para elaborar unos informes que Hitler tiraba a la basura

Buen blog

Rubén de Vicente María dijo...

Gracias
Ya publiqué un post sobre la multiplicación de las lanzas sagradas. Si no me equivoco, los nazis se hicieron con la que se encontraba en Viena, la llamada Lanza de San Mauiricio, que usaron entre otros CArlomagno y Otón I. Dicen que la auténtica lanza está dentro de uno de los pilares de la Capilla Sixtina, pero no se sabe

C.J.Orgaz dijo...

Me parece un poco suave llamar friquismo a las extravagancias de un asesino. No deberíamos ser politicamente correctos con los nazis. Además los fiquis no queremos en nuestro grupo a este tipejo...

Rubén de Vicente María dijo...

No discuto que fuera un asesino y decir que fue un friqui no es ninguna frivolidad. Si era friqui, era friqui y punto. Otra cosa es que fuera un ser vil y despreciable. Si por ejemplo un cartero asesina, ¿porque sea asesino no podemos llamarle cartero?

Anónimo dijo...

No, por dios. Cuando hablamos conperspectiva histórica de los personajes no debemos circunscribirnos al "son asesinos". Por esa regla de tres sólo podríamos decir de Napoleón, Mao, Atila o Marco Antonio que mataron mucha gente