lunes, 17 de marzo de 2008

A la guerra por una oreja

España e Inglaterra entraron en guerra el 19 de octubre de 1739 por las rivalidades comerciales de ambas potencias en América, algo que llevaba siendo motivo de conflicto para sus ejércitos desde hacía más de 200 años. No obstante, pese a la causa comercial de la contienda, este conflicto pasó a la posteridad como la Guerra de Jenkins, por una lección ejemplar que un capitán español quiso darle a un británico que, a su juicio, se estaba pasando de la raya.

Robert Jenkins era un contrabandista que capitaneba la nave Rebecca en el Caribe. Én 1731, un galeón español de labores de guardacostas bajo el mando de Julio León Fandiño descubrió el barco de Jenkins en plena faena y lo abordó capturando a su tripulación. Para dar ejemplo, Fandiño le cortó una oreja a Jenkins y le dijo: "Ve y dile a tu Rey que lo mismo le haré si a lo mismo se atreve". Ese mismo año Jenkins presentó una queja formal por lo sucedido a Jorge II de Inglaterra, aunque el monarca no le hizo mucho caso porque en ese momento no le interesaba aumentar las hostilidades con España.

Siete años más tarde, en un contexto en el que los intereses comerciales de ambos países eran ya incompatibles, Jenkins volvió con su historia de la pérdida de la oreja, esta vez realizando una actuación casi teatral ante la Cámara de los Comunes enseñando a los presentes la oreja que le habían estipado (que obviamente no era la suya, pues ésta se quedó en una picota en el Caribe) y exagerando los detalles. Esta declaración fue calando poco a poco en la sociedad británica hasta que se tomó como una afrenta nacional y survió como excusa/detonante para declarar la guerra.

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