Según ha llegado a nuetros días, el heredero de Carlomagno, el rey de los francos y emperador occidental Luis I el Piadoso (también conocido como Ludovico Pío), depués de sobrevivir al derrumbamiento de la capilla palatina de Aquisgrán con él en su interior y a tres guerras civiles, no pudo con la desparición de la Luna.
En el año 840, Luis I tenía ya una salud precaria. Se había trasladado a su palacio de verano de Ingelheim am Rhein cuando sucedió un fenómeno astral que entonces despertaba pavor a los hombres. Una noche el emperador contemplaba el firmamento desde su lecho cuando se percató de que le faltaba un satélite: había eclipse lunar. Cuenta la tradición que Luis I murió esa noche tras ver el eclipse, probablemente de un infarto.
Así será la Eurocopa 2012* (ya puede irse de vacaciones tranquilamente)
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Hace 11 años
1 comentario:
Interesante.
Y aún hoy, la luna y su escondite sigue surtiendo efectos cuasi parecidos.
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