
Los japoneses conversos al catolicismo no tardaron en revolverse contra este mandato, con rebeliones como la de la provincia de Kyushu, donde más de 20.000 católicos nipones se atrincheraron en el castillo de Shimaraba (en la imagen) en 1639 y que fueron aniquilados por batallones del shogun.
Para evitar que sus súbditos descuidaran la confesión oficial y se pasaran al credo occidental, Iemitsu decretó la obligatoriedad de que los japoneses se registraran en alguno de los miles de templos budistas del país y estableció el shumom aratame, un examen de creencias religiosas para una especie de "carnet del budista" que tenían que pasar cada año.
Fuente: National Geographic
No hay comentarios:
Publicar un comentario