Puede que a Alfonso XIII no le gustara mancharse los pies con la arena al salir del agua, o quizás prentendía ganar comodidad y algo de intimidad. A finales del siglo XIX mandó poner raíles en la playa de La Concha en San Sebastián sobre los que construyó este palacete para disfrutar de sus baños estivales. Gracias a una máquina a vapor la residencia veraniega se acercaba al agua desde el paseo marítimo para que el monarca pudiera meterse en el mar directamenet desde él y ya de paso se evitaba el esfuerzo de cambiar de sitio en función de si subía o bajaba la marea.
Fuente: fogonazos.es
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