A pesar de sus casi cinco toneladas de peso y sus más de seis metros de largo que le hacían tener que moverse con seis ruedas, el Mercedes 770-K en el que se desplazaba Adolf Hitler ha estado en paradero desconocido durante más de tres décadas. El automóvil sobrevivió a su dueño, quien por cierto nunca lo condujo (al parecer no sabía). Tras la Segunda Guerra Mundial el "führer-móvil" comenzó un peregrinaje de subastas y propietarios en Austria y la Alemania Federal hasta que en los 70 un excéntrico millonario se lo llevó a Pensilvania. De ahí a una subasta en Las Vegas y en la ciudad de los casinos se le perdió el rastro.Hace un par de meses otro acaudalado dado a caprichos extravagantes le pidió a un tratante alemán que se lo buscara a cualquier precio (hay quien lo cifra en 4 millones de euros, aunque no se ha confirmado). El comerciante comenzó una búsqueda que parece estar dando sus frutos. Dice que lo tiene localizado en los alrededores de Düsseldorf.





