
Al dictador Francisco Franco no le hacían mucha gracia la forma de ser de nuestros vecinos europeos. Para su régimen los rusos representaban la amenaza del comunismo, los franceses eran unos degenerados y libertinos e Inglaterra era conocida como la pérfida Albión.
Los franquistas trataron de borrar toda huella de estas nacionalidades en la vida cotidiana, comenzando por la comida. Así, a la tortilla de patatas se la comenzó a llamar tortilla española para competir nominalmente con la torilla francesa. Lo mismo ocurrió con el filete ruso que pasó a ser el filete alemán, y su "compatriota" la ensaladilla rusa se convirtió en la ensaladilla nacional.
Fuente: Historia y vida
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