Esquilo, padre de la dramaturgia clásica griega, tuvo una muerte que predijo el Oráculo que cualquiera al que se lo hubiesen aventurado se hubiera mostrado cuanto menos escéptico. Esquilo descendía de una familia de terratenientes de Eleusis, en el Ática, y además de por su brillante capacidad creadora, destacó para sus contemporáneos por sus valientes participaciones en las batallas de Maratón y Salamina. Vista su trayectoria militar, parecía improbable que el fin de sus días llegara como le predijo el Oráculo, que pronosticó que fallecería a causa de una tortuga enviada desde el cielo. Pero la predicción se cumplió. Un día Esquilo salió a dar un paseo y se encontró con un águila que volaba a cientos de metros por encima de él. Al ave se le cayó un bulto que golpeó con fuerza en la cabeza del dramaturgo, rompiéndole el cráneo. Ese bulto no era otra cosa que una tortuga que el águila había cazado.
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