martes, 22 de abril de 2008

Mejor la tripa llena que un buen discurso

Luis XIV, el Rey Sol, se desplazó un día hasta un pueblo de la Provenza francesa para mantener una reunión prácticamente protocolaria con las autoridades locales a eso del mediodía. Debido al tiempo que se tardaba entonces en los desplazamientos, en carruaje, el monarca no había comido prácticamente nada en toda la mañana. Una vez en el pueblo, el alcalde local cogió aire y arrancó con lo que parecía un discurso elaborado: "En la más remota Antigüedad, Alejandro Magno...". Y ahí se quedó su discurso pues Luis XIV le interrumpió: "Alcalde, Alejandro Magno había comido y yo no". Sin más el monarca dio media vuelta y se fue a comer, dejando plantado al munícipe con la palabra en la boca.

lunes, 21 de abril de 2008

Por los cerros de Úbeda


Tras varios intentos frustrados, en el año 1231 Fernando III el Santo se dispuso a conquistar definitivamente Úbeda (Jaén), en manos musulmanas, para lo que contaba con el apoyo de numerosos caballeros e hidalgos castellanos con sus respectivos ejércitos. El rey esperaba tener sus huestes reunidas al completo antes de lanzarse al ataque. Pero no fue así, pues faltaban los hombres de un hidalgo. Fernando III decidió no esperar ante la tardanza de parte de sus efectivos y se lanzó al ataque, logrando la victoria sobre los defensores moros y añadiendo la ciudad a sus dominios. Unos días después de la batalla apareció el hidalgo tardón con sus huestes, quien justificó su tardanza alegando que se había perdido por los cerros de los alrededores de esta localidad jienense. En ese momento nació la famosa expresión popular de irse por los cerros de Úbeda.

martes, 15 de abril de 2008

El rinoceronte de la Torre de Belem

Un extracto del documental del Canal Historia sobre una historia curiosa de Portugal

lunes, 14 de abril de 2008

La inmunidad judicial de los burros

A Sócrates le gustaba acudir a las asambleas en las que los ciudadanos de Atenas departían acerca de las cuestiones que afectaban a la polis. En una de estas asambleas, el filósofo tenía grandes discrepancias con uno de los ciudadanos, con el que mantuvo una larga discusión. Ese ciudadano se hartó de la capacidad retórica de Sócrates, se levantó de su asiento y le pegó una patada. Ante la agresión la respuesta del filósofo fue no inmutarse ni responder al agresor. Una vez que terminó la asamblea un amigo de Sócrates le preguntó que por qué no le había reprendido ni se había enfadado, a lo que respondió: "Si un burro me da una coz, ¿tú crees que le voy a llevar a juicio?"

domingo, 13 de abril de 2008

Condenados a beber café y té

El rey Gustavo III de Suecia vislumbró una teoría adelantada a su época: que la cafeína y la teína pueden ser perjudiciales para la salud, aunque se excedió en las que pensaba que eran sus consecuencias. Sostenía que la ingesta cotidiana de estas infusiones era mortal de necesidad para el ser humano. Por ello, en la década de 1780 conmutó la pena de muerte en un cadalso de un asesino y de otro delincuente por la pena capital a través de infusiones, es decir, les ordenó beber café y té todos los días, respectivamente, y reunió a un equipo de médicos y para que siguiera la evolución de la salud de los dos reos, que creía que morirían en no mucho tiempo por beber diariamente café y té. Este extravagante experimento no tuvo el resultado que esperaba Gustavo III, pues los presos sobrevivieron al monarca (que murió en 1792) y a los médicos que les observaban.

jueves, 10 de abril de 2008

La rectitud de Evita

Eva Perón, en los primeros años de los cincuenta, se encontraba muy débil por el cáncer de útero que sufría (y que acabaría costándole la muerte). No obstante no dejó de asistir a los diferentes actos públicos de mayor relevancia que le marcaba su agenda, a los que acudía con un abrigo de visón del que se desprendía poco. Algunos se extrañaban de que Evita continuara con el abrigo puesto en momentos en los que hacía demasiado calor para llevarlo, pero había una razón para ello. La mujer de Perón tenía un alto concepto de la importancia de la estética, tanto era así que, carcomida por la enfermedad llevaba un palo en la espalda para poder mantenerse erguida, que ocultaba con el abrigo.

Las tortugas también volaban

Esquilo, padre de la dramaturgia clásica griega, tuvo una muerte que predijo el Oráculo que cualquiera al que se lo hubiesen aventurado se hubiera mostrado cuanto menos escéptico. Esquilo descendía de una familia de terratenientes de Eleusis, en el Ática, y además de por su brillante capacidad creadora, destacó para sus contemporáneos por sus valientes participaciones en las batallas de Maratón y Salamina. Vista su trayectoria militar, parecía improbable que el fin de sus días llegara como le predijo el Oráculo, que pronosticó que fallecería a causa de una tortuga enviada desde el cielo. Pero la predicción se cumplió. Un día Esquilo salió a dar un paseo y se encontró con un águila que volaba a cientos de metros por encima de él. Al ave se le cayó un bulto que golpeó con fuerza en la cabeza del dramaturgo, rompiéndole el cráneo. Ese bulto no era otra cosa que una tortuga que el águila había cazado.

miércoles, 9 de abril de 2008

Autógrafo precavido

Hans Christian Andersen era un admirador declarado de Víctor Hugo. En uno de los viajes que el escritor danés realizó a París aprovechó para pedirle un autógrafo a su ídolo. Éste tenía un carácter muy desconfiado, por lo que cuando Andersen se le acercó para pedirle su rúbrica le contestó de mala manera: "¿Para qué quiere usted mi firma?", pues sentía un gran temor a ser estafado, en este caso utilizando su firma para endosarle un pagaré falsificado o un documento que le reconociera como deudor. Andersen no se tomo mal esta respuesta y le sugirió que firmara el autógrafo en la esquina superior derecha del papel, para que no pudiera ser utilizado como documento. A Víctor Hugo le gustó esta precaución y le firmó el autógrafo a su admirador.

martes, 8 de abril de 2008

El intento frustrado de Franco de invadir Gibraltrar

El historiador Juan Eslava Galván en Los años del miedo, relata un intento poco conocido por parte de Francisco Franco para conquistar el Peñón de Gibraltar, bajo soberanía británica. Todo ocurrió en junio de 1940. Ese mes, en la llamada Operación C, de altísimo secreto, el Alto Mando militar franquista envió 30 camiones con munición a Campo de Gibraltar y 16 trenes con suministro militar a Jerez de la frontera para abstecer a las 236 piezas de artillería que pretendía desplegar alrededor del Peñón. Franco confiaba en que la Luftwaffe alemana arrasaría a la RAF británica en su asedio a las islas. La victoria germana que esperaba el dictador no llegaba, así que se desmantelaron los preparativos para el ataque y la operación se aplazó sin fecha, hasta que a Franco se le olvidó el asunto.


Video. No tiene nada que ver pero es gracioso el don de lenguas que tenía Franco

jueves, 3 de abril de 2008

La clarividencia de juventud de Nostradamus

Michel de Nostredamme, más conocido por la latinización de su apellido Nostradamus, ha despertado una gran expectación a lo largo de cinco siglos por la interpretación de sus cuartetos proféticos recogidos en las Centurias en su etapa adulta. Pero ya antes, en su juventud, según diveros historiadores, dejó claras muestras de clarividencia adivinatoria en la etapa en que trabajó como médico ambulante tras su paso por la Universidad. Para el doctor Les Prince de la Universidad de Birmingham destacaron dos hechos en la juventud de Nostradamus que dieron fe de esta capacidad.

Un día, mientras se trasladaba de un pueblo a otro para atender a sus pacientes, Nostradamus se encontró con un humilde monje en el camino. Entonces, se bajó del caballo y se arrodilló ante el paso del clérigo, para asombro de éste. Varias décadas después ese frailecillo sería elegido Papa con el nombre de Sixto V.


En otra ocasión, Nostradamus tuvo que hacer noche en una casa ajena. Sabedor de la fama adivinatoria del médico, el anfitrión decidió ponerle a prueba. Tenía dos cerdos, uno negro y otro blanco, y le preguntó cuál de ellos cenarían esa noche. Nostradamus le respondió que el negro, porque al blanco se lo iba a comer un lobo. Entonces, el anfitrión, intentando dejar en evidencia a Nostradamus, ordenó sacrificar al cerdo blanco para servirlo en la cena. Poco después, un lobo se coló en las propiedades del anfitrión y devoró el cadáver del cerdo blanco antes de que epmpezaran a cocinarlo, con lo que Nostradamus demostró tener razón, pues no les quedó más remedio que comerse al otro cerdo.

miércoles, 2 de abril de 2008

La supuesta pederastia de Mao

Según el testimonio de un profesor de universidad recogido en el documental canadiense China: la revolución sexual, el omnipresente (y otrora omnipotente en el gigante asiático) Mao Tse Tung llevaba una vida muy libertina en comparación con la doctrina de castidad que impuso a su pueblo (con él los matrimonios se hacían casi por sorteo, estaban prohibidas todas las relaciones fuera de ellos y el sexo quedó relegado a la mera actividad procreadora). Mao no predicó con el ejemplo. Según dichas declaraciones el líder comunista se hacía rodear de decenas de jovencitas, a las que, en el más riguroso de los secretos, se llevaba a su alcoba, teniendo una especial prelidección por las vírgenes de menor edad. Vistas estas supuestas aficiones del impulsor de la Revolución cultural, ¿podríamos entender que Mao fue un pederasta?

martes, 1 de abril de 2008

¿Un meteorito en Sodoma y Gomorra?


"Yahvé hizo llover sobre Sodoma y Gomorra azufre y fuego, destruyó estas ciudades y cuantos hombres había en ellas". Así relata el Génesis la destrucción de las dos ciudades más conocidas por llevarse como el perro y el gato. La Biblia no suele ser una fuente cien por cien fiable para los sucesos de Oriente Próximo en la Antigüedad pero en el caso de la desaparición de las dos ciudades parece estar en lo cierto, o al menos bien encaminada. Un equipo de científicos de la Universidad de Bristol ha examinado unas tablillas del 700 a.C. y han concluido que el 23 de junio del año 3.123 a.C. un asteroide impactó contra la Tierra en algún lugar de la cuenca Mediterránea, lo que justifica las teorías apocalípticas que se desarrollaron en las creencias de la zona, pues el fragmento de roca pudo devastar el área en la que calló. Este descubrimiento (recogido en el libro A Summerian Observation of the Koefels Impact Event) muestra cuál fue la posible causa de la desaparición de Sodoma y Gomorra, pero aún no existen evidencias concluyentes de si ambas ciudades fueron algún día reales.